Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/485

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

pesinos, en el fondo, son buena gente... Se lo juro a usted. No hay que hacer caso de las palabras de Kozov, de Zichkov ni de mi hijo VolMi hijo es un infeliz y no hace más que repetir lo que les oye a los demás. Le aseguro a usted que los campesinos no son malos. Los hay nada tontos, pero que no se atreven a hablar... o, mejor dicho, que no pueden, porque no saben decir lo que piensan. Somos gente obscura, sin instrucción, ignorante... No hay que enfadarse. Lo mejor es tener paciencia...

Elena Ivanovna miraba, meditabunda, al ancho río tranquilo, y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Aquellas lágrimas turbaban de tal modo a Rodion, que el pobre hombre estaba a punto de llorar también.

—No se apure—decía, tratando de tranquilizar a la dama—. Todo se arreglará. Se edificará la escuela, se pondrán en buen estado los caminos. Pero todo a su debido tiempo, por sus pasos contados. Para sembrar trigo en esta colina hay que empezar por quitar la piedra, hay que labrar... Sólo después de preparar el terreno se podrá sembrar. Lo mismo sucede con nuestros campesinos: hay que preparar el terreno..., y eso requiere tiempo...

En aquel momento vieron venir hacia ellos un grupo de campesinos. Cantaban y se acompañaban con un acordeón.

—¡Mamá, vámonos!—dijo la niñita, asustada, apretándose contra su madre y temblando de