Página:Aventuras de un centauro de la América Meridional - José Joaquin de Vedia.pdf/8

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Dios te haga bueno, hijo—contesó una anciana de rostro atezado, que de pié en el dintel de la puerta de su humilde habitacion, presenciaba la llegada del jóven, sin mas emocion visible que la de alguna lágrima brillante que surcaba lentamente su mejilla.

Toda la familia rodeó y acarició al recien venido, que correspondió á sus manifestaciones, aunque con fisonomia, animada por una sonrisa de carácter dudoso. Cuando hubo dado algunos momentos á esas efusiones de la vida íntima, se dirijió á su madre diciendole:

La leva me anda buscando, señora. Con su permiso voy á tomar el azulejo y me voy á ausentar otra vez, por algun tiempo—yo no quiero servir.

—Haces bien, hijo—dispon de lo que haga falta y que la Vírgen te acompañe.

Sacándose en seguida un relicario del cuello, precioso talisman consagrado a la fé, le dió á su hijo, añadiendo:

—Este, te ha de preservar de todo riesgo y te ha de hacer volver pronto, sano y salvo—rézale tus oraciones.

Mientras el jóven Irene tomaba mate, tuva una larga consulta con su madre de bajo del secular ombú que daba sombra al palenque. Recuerdos de pasados tiempos—sinsabores presentes—esperanzas futuras, cifradas en la intervencion divina fueron pasados en revista por la anciana luego que hubo escuchado á su hijo, y al fin le dijo:

—No te demores mas, quién sabe, pueden haberte rastreado.

Irene se dirigió al corral, tomó un caballo azulejo acostumbrado á marchar apareado con el zaino. Se despidió de todos, —invocó nuevamente la bendicion materna, y partió con frente serena y espíritu contrariado, dejando desconsuelo y lágrimas trás sí.

Los presentimientos de la madre fueron confirmados algunas horas mas tarde. Una partida de leva se descolgó en el puesto en busca de Irene.

—El pájaro voló, dijo la anciana al sargento reclutador, y muchas ganas le han de tener vds., y muchos resuellos sus caballos para que puedan alcanzarlo—y si lo lograsen, yo les aconsejo por caridad cristiana que no se le acerquen mucho