Esta página ha sido corregida
— 17 —
la iglesia que tocaban tristemente; y mirando á través del portillo vimos un extraño carruaje negro, todo enlutado, y tirado por caballos negros también; detrás de él iban otros varios, todos enlutados, mientras las campanas seguían tocando. Conducían al cementerio al pobre joven Gordon, que nunca más volvería á montar á caballo. ¡Lo que hicieron con Favorito nunca lo supe; y todo por una triste liebre!
Azabache.—2
Vol. 377