la educación que reciben cuando son jóvenes.
Son como los niños: edúquelos usted en el buen camino y con arreglo á lo que las buenas máximas prescriben, y verá que llegan á la vejez sin apartarse nunca de él, siempre que nuevas circunstancias no les hagan variar.
-Mucho me gusta oir á usted hablar de ese modo dijo Jaime ;-eso es lo que se practica en casa de nuestro amo.
-Quién es su amo?, si la pregunta no es indiscreta. Desde luego aseguro que es bueno, por lo que he visto.
-El caballero Gordon, del parque de Buenavista, al otro lado de las cuestas del Faro-dijo Jaime.
-Ya! He oído hablar de él, y celebrarlo como muy inteligente en caballos, y como el primer jinete del país.
-Así es-replicó Jaime ;-pero ahora monta muy poco, desde la muerte de su hijo.
-¡Ah! ¡ pobre muchacho!; leí la ocurrencia en los periódicos de aquellos días; y por cierto que murió también un hermoso caballo; ¿no fué así?
-Sí, señor; un magnífico animal, hermano de este que usted ve, y exactamente igual á él.
-¡Qué desgracia !-dijo el viejo ;-el sitio era muy peligroso para saltar, por lo que que recuerdo