tondo de todo esto que al darse por terminada la operoción, viene á figurar como cosa vendida lo monedo que ern el precio en dinero, y como procio en dinero, la monedo que era la cosa vendida. Esto ante las leyes, es un absurdo y mucho mos resnlta ese absurdo, si se supone que el individuo A, usnndo del derecho de entregor 1,400 pesos de curso legal en voz de los 1,000 pesos que se obligó por contrato, recibe del individuo B, los 1,500 de curso legal del precio convenido, porque entonces resultaria posible una operacion en la que se Jnclan aporecer 1,500 pesos de curso legal como precio de compra de 1,400 pesos de la misma moneda.
Só bien que en las Bolsas de Comercio el correlor que vende moneda de oro debe entregar moneda de oro, y vice-verso, el que compra con monedu de papel debe cntregar moneda de popel, y que nquellos que no entreguen en cado vencimiento la moneda convenidn, estin sujetos d los remates, que son las ejecuciones contra el texto expreso de las leyes, de los deudores que pagun en moneda nacional, por su valor corriente, la deudn que uparecen tencr en otra nioneda nacional. Pero es precisomente esos remales y esas ejecuciones reglanenladas por la osomblea de los socios, lo que es alentatorio ú las leyes y no puede subsistir. Júzguelo V. E.
El dla de la liquidoción en la Bolsa se fija el precio á que se hace la liquidación, y bien, si de Ins relativainente pocas entregns efectivas que hacen los corredores para saldar sus liquidnciones parcinles, resulta que se entrega más ó menos el oro del que corresponde á las operaciones, so compra ó se vende en remate el oro que falta ó que sobra, porque ollt á pesor de haberse fijado el valor corriente de la monedn legal, al fijor el precio de la liquidoción en la pizarra, no son nceptadus las sustituciones de moneda que autorizan las leyes y apesor de ellas, se persiste en troatar á la moneda nacional oro oro é
