Página:Blanca - Manuel del Palacio.pdf/11

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 11 —

tan rubios y tan bellos
cual si fueran de un ángel la guirnalda.
Hízome sitio, y me senté á su lado;
traté de hablar con ella, y un sollozo
brotando de su pecho acongojado,
convirtió en amargura mi alborozo.
– Sufres, máscara?
                 – Sí, dijo tranquila,
en mí fija un instante
de sus azules ojos la pupila,
y con el ritmo grato que se estila
en la patria del Dante.
– Sufrir contigo quiero
si me dices tu pena ...
                  – Desvarío;
debes ser por las señas extranjero:
¿qué te puede importar el dolor mío?
– Más de lo que presumes ...
                – Pues ¿quién eres?
– Un viajero cansado hasta hace poco,
que no ha visto entre todas las mujeres
ninguna como tú ...
                  – Pareces loco.