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Sacrosanto Sacramento del Altar y cuotidianamente se celebrase este incruento Sacrificio, mandó con presteza habilitar un pequeño rancho en que se colocò el Divinísimo, hasta que, permitiendo alguna comodidad el tiempo, hizo construir en la plaza mayor un Oratorio de madera, mas espacioso y decente, con el destino de Catedral. No fueron bastantes, aun siendo muchos, á embargar la atencion de su Ilma. estos cuidados, para que desatendiese al de cuatro Conventos de Monjas de su filiacion. Considerábalas esparcidas (como lo estaban) en varios sitios, dispersas entre sí, mezcladas con la multitud, congojadas del tumulto, espuestas á la invasion de un vulgo desordenado, oprimidas, sobre todo, del dolor, y faltas de albergue; y aplicando al alivio de tantos males toda la actividad de su zelo y todos los respetos de su autoridad, salió, Pastor vigilante, en solicitud de aquellas ovejas, para reducirlas á sus rebaños. Congregadas todas (cada una en el suyo respectivo), se repartieron en varios parages, distantes entre sí algunos, hospedándose en unas barracas ó ranchos de estrechìsima capacidad y poco abrigo, que les deparó ó cedió la piedad generosa de algunos vecinos, y que se apreciaron entonces magníficos palacios; y previendo el venerable Prelado que no podia ser contínua su asistencia personal á todas, la suplió por medio de personas eclesiásticas, destinando à las de mayor prudencia, madurez y zelo, para que estuviesen en su asistencia; recomendándoles encarecidamente su cuidado, ordenando que no las desamparásen, y prohibiendo la entrada y comercio á la importuna curiosidad de muchos que, deseosos de satisfacerla con la vista y el trato, les turbaban el sosiego é impedian su regular observancia. No entendió su Ilma. que estos oficios habian dado entero cumplimiento á la vigilancia y solicitud Pastoral, á que le empeñaban unas almas que, sobre la recomendacion de sùbditas, contemplaba ennoblecidas con el carácter de Esposas de Jesu-Cristo, y por tanto, acreedoras á su primera atencion y dignas del mayor cuida-