Levantóse Jaime, y señalando el cráneo con el índice de su mano derecha, dijo al bandido:
—¡Asesino! ¡maldito seas!
El Jugador se dirigió á la puerta del sótano.
—Oye Jaime: una palabra!......
La voz del mashorquero fué ahogada por el estruendo que causó al caer la puerta del sótano.
El inflexible Jaime, salió de la casa de Mercedes.
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Al dia siguiente Pedro escribia a su señora una carta dictada por Jaime en estos términos.
"Señora:
Se me presenta una ocasion para emplearme ventajosamente en un ejercicio que me lisongea mas que el de cochero. El mayoral de la diligencia, porque escribo esta, entregará á Vd. las llaves de su casa. Siento no poder llevarlas yo mismo, porque mañana me embarco con mi nuevo patron". S. S. S.