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—¿Cual crees tú que sea?

—De la individua del desmayo.

—Has acertado, y á causa del maldito Lagos, que se le ha antojado alarmar la poblacion, he tenido que dejarla sin haber cruzado una docena de palabras con ella. Te aseguro que vengo ardiendo. Siquiera este cobarde se presentara al frente de sus soldados........

—Vamos: no te enojes tanto con D. Hilario, que le debes un gran favor.

—A no ser que sea el favor que nos hace de tirarnos mas balas al fin del dia que estrellas hay en el cielo, en una noche estival, degollar á aquellos de nuestros compañeros que como los patriotas y malogrados jóvenes Romero y Andrade se fiaron en la fé de su armisticio, robar y talar los valiosos establecimientos de nuestra campaña, derramar sangre á torrentes......

—Y por qué no continuas?

—Porque me horroriza el siniestro y horroroso catálogo de los hechos de este bandido traidor.

—Pues yo continuaré que tengo mejor estómago: Hundir en la miseria á las inocentes familias, vender nuestra querida patria al tigre Entrerriano, envolverla con el manto ensangrentado de la guerra civil, desmoralizar las masas, autorizando el robo y el asesinato y por fin, desmayar beldades, para que despues regalen flores á los bizarros guardias nacionales que las socorran.