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—Vamos Arturo: ¿es este el favor que me hizo Lagos?

—Lo desconoces ingrato?

—Te juro que se lo agradezco.

—Eso quiere decir.....

—Qué?

—Que la chica promete.

—Eres un loco.

—Y tú un buzo, querido amigo.

Cárlos se internó en el canton......

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Dos meses despues el amigo de Arturo, cuyas visitas en casa de Dª. Marta se habian hecho frecuentes, decia á la bella ex-desmayada.

—Hermosa Camila, no se si la fatalidad de mi destino, ó una mano protectora y oculta, colocó á Vd. en el camino de mi vida: desde ese momento no he tenido otro pensamiento que Vd.: no lo estrañe, el hombre piensa siempre en la felicidad de su porvenir, y en Vd. está cifrada la del mio. Al decir á Vd. mis sentimientos doy uno de aquellos pasos que, ó elevan al hombre á la dorada cumbre de la felicidad, ó lo hunden para siempre en el abismo negro y profundo de la desesperacion. No se lo que Vd. dispondrá de mi.

—Cárlos: contestaba la costurera; no soy una de aquellas mugeres que amando al hombre que las distingue le hacen pagar cara esa felicidad con insulsas coqueterias y amargas ficciones. Siguien-