—¿Tu tambien vas con ellas?
—No, Seor: yo quedo al cuidado de la casa porque la Señora lleva las sirvientas.
—¿Cuanto tiempo crees tu que tardarán en regresar?
—Creo Señor que no han de volver hasta despues que hayan pasado cuatro meses.
—Atiende,Pedro, á lo que voy á decirte: á D. Blals no le dirás una sola palabra, respecto á la demencia de Camila: respecto al viaje, le dirás que no estarán fuera de la ciudad, más que doce ó quince dias.
—Está muy bien Señor.
—En el acto que se vayan al campo, me avisas.
—Pierda Vd. cuidado.
—Toma; y no olvides mis órdenes; puedes retirarte.
—Gracias Señor: dijo el cochero de Mercedes, recibiendo una onza de oro de la mano del jugador, y acomodándose su gorra salió á la calle, murmurando entre dientes:
—El sueldo de Da. Mercedes, los regalos de D. BIas de Aguilar y ahora los de D. Jaime.... vamos, estoy viendo que no habia sido tan malo el ejercicio de cochero.