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tú se lo avisarás. Recuerda bien mis órdenes.

—No hay cuidado de que las olvide: tengo buena memoria.

El jugador salió de la casa de Mercedes y se encaminó á la del ex-espia de D. Juan M. Rosas.

—¿Como sigues amigo? preguntó Jaime á D. Blas.

—Muy mejor: me ha dicho el médico; que pronto podré salir á la calle.

—Es preciso que sea mas que pronto.

—¿Por qué?

—Porque para llevar á cabo tu venganza es preciso robar á la costurera.

—Pero ¿ el plan que formamos de ganar á Mercedes?

—Ha fracasado; pero nos queda otro remedio.

—¿Cual?

-Robar á Camila, la misma noche que lleguen del campo: yo tengo tomadas ya todas las medidas, para asegurar el bueo écsito de nuestra empresa. Mi plan es este: cuando regresen Mercedes y Camila, vendrán naturalmente rendidas del viage, y en el momento que se acuesten quedarán profundamente dormidas. Nosotros estaremos ocultos en un sótano que hay en la pieza contigua á la habitacion de Camila. A la una ó las dos de la mañana, salimos de nuestro escondite, y nos dirigimos á la cama de Mercedes, uno de nosotros le pone una mano en la boca, y el otro le sepulta un puñal en el corazon.