Página:Cantico de Navidad.djvu/101

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narte los pensamientos que le ocurren. Me decia, al volver, que confiaba en haber sido notado por los asistentes á la iglesia, en atencion á que es cojo y á que los cristianos deben tener gusto de recordar, en dias como este, al que devolvia á los cojos las piernas y á los ciegos la vista.

La voz de Bob revelaba una intensa emocion al repetir estas palabras: aun fué mayor cuando añadió que Tiny se robustecia de cada vez más.

Se oyó en esto el ruido que causaba sobre el pavimento la pequeña muleta del niño, el cual entró en compañía de sus dos hermanos. Bob, recogiéndose las mangas, como si pudieran ¡pobre mozo! gastarse más, compuso, con ginebra y limones, una especie de bebida caliente, despues de haberla agitado bien en todos sentidos, mientras que su hijo Pedro y los dos más pequeños, que sabian acudir á todas partes, iban á buscar el pato con el cual regresaron muy pronto, llevándolo en procesion triunfal.

A juzgar por el alboroto que produjo la presentacion, se hubiera creido que el pato es la más extraña de las aves, un fenómeno de pluma, con respecto al cual un cisne negro sería una cosa vulgar; y en verdad que tratándose de aquella pobre familia la admiracion era muy lógica. Mrs. Cratchit hizo hervir la pringue, preparada con anticipacion; el heredero Cratchit majó las patatas