Página:Carlo Lanza - Eduardo Gutierrez.pdf/140

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 140 —

dar algunas lecciones por el mismo tenedor de libros de la casa.

Sus dias de salida los dedicaba expresamente en visitar á Cánepa, no solo por el agrado que tenia en la sociedad de su familia y el interés de aprender y aumentar aquella buena relacion, sinó por el de estar siempre presente en su pensamiento para que lo recordara el dia del empleo.

Ya iba abandonando su relacion con las francesas, limitándola á ligeras visitas.

Un día Cánepa le dió la estupenda y esperada noticia que fué para él un colmo de felicidad.

En la casa de Caprile y Picasso se habia producido la suspirada vacante, y Cánepa le prometió hacerle ocupar el empleo.

Todos sus martirios iban á concluir, gracias á aquel amigo.

Lanza casi se volvió loco de alegría.

Entrar de dependiente en la casa de Caprile y Picasso era el colmo de su fortuna, pues hacia ella se encaminaba.

Era necesario esperar unos dias, porqué Caprile no estaba aquí y Picasso no se ocupaba de eso.

Lanza abrazó efusivamente á su amigo Cánepa y le agradeció todo cuanto por él habia hecho.

—Si yo consígo enplearme en esa casa, aunque fuera de portero, le decia, despues de mi padre será usted el hombre á quien mas deba; usted es mi verdadero protector y amigo.

—No es difícil, no es difícil, respondia Cánepa; soy amigo de la casa; algo puedo, y estoy convencido de que si hago á usted un servicio, tambien se lo hago á ellos, porqué un dependiente como usted, de su conducta y condiciones, es un beneficio para una casa de comercio.

Aplicarse á los libros y nada mas, aplicarse á los libros que es lo que mas en la casa se necesita, y yo me encargo del resto, no hay cuidado.


Un pichon de banquero.

El señor Cánepa habia tragado bien la historia que le habia contado Lanza.

Lo creia un jóven de familia rica que no queria comprometer un capital sin conocer bien el negocio en que se metia, y tenia verdadero gusto en servirlo.

La casa de Caprile y Picasso estaba entónces en el apogeo de sus negocios.

Los bancos no habian establecido los descuentos de la manera que están en el dia, el comercio con la Italia habia tomado ya un gran incremento, y por su casa se hacian valiosos giros y operaciones de todo género.

La misma gente de trabajo depositaba allí su dinero, porqué tenia mas confianza en la casa de Caprile y Picasso que en el mismo Banco de la Provincia.