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El comercio italiano remitia por su intermedio los giros y la correspondencia, y entre los mismos hombres de trabajo no se conocia mas correo ni mas nada que la casa de Caprile y Picasso.

En los días de salida de paquete, la casa de Caprile y Picasso era una verdadera administracion de correos, por la gran cantidad de correspondencia que recibia para todos los puntos de la Italia.

La mayoría de aquella gente de trabajo se hacia hasta escribir sus cartas allí y leer las contestaciones que recibia, de modo que era preciso tener tres ó cuatro dependientes dedicados exclusivamente a la correspondencia.

Uno solo no mas era el encargado de remitirla al correo, siendo esta precisamente la vacante que debia ocupar Carlo Lanza por intermedio de su amigo Cánepa.

La correspondencia se echaba en una enorme bolsa que se llevaba al correo y que este recibia al peso en conjunto, y como en el escritorio se cobraba el porte por separado de cada carta, esta sola diferencia en el porte venia á constituir un buen negocio.

Hombres inteligentes y de una probidad especial, los señores Caprile y Picasso habian sabido dar á su casa un incremento poderoso.

Cánepa habia hecho á Lanza esta explicacion minuciosa y era por esto que el jóven estaba tan empeñado en entrar á ella.

Porqué á pesar de no tener un centavo en el bolsillo, Lanza estaba persuadido que habia de llegar á ser banquero, y banquero capaz de hacer la competencia á los mismos Caprile y Picasso.

Con un afan inmenso, se entregó al aprendizage del manejo de los libros que le enseñaba Cánepa, sin descuidar por esto las atenciones de su empleo en la tienda de Costa.

Los dias fuéron pasando hasta que Lanza, sin ser por esto un gran tenedor de libros, supo lo bastante, á juicio de su protector, para ocupar el puesto que le habia prometido.

Y como Cánepa habia hablado ya de Lanza al señor Caprile en los mejores términos, su admision no ofreció la menor dificultad.

Lanza, loco de alegría cuando supo esto, se despidió de sus patrones bajo el pretexto de que iba á establecerse con dinero que le habia enviado su familia, saliendo de la casa en la mayor armonía y mejor amistad.

Como él gastaba mas de lo que ganaba, de la manera que hemos indicado, su situacion financiera no era de las mas consoladoras.

Pero esto ¿qué podia importarle en el momento en que precisamente creia haber agarrado el cielo con la mano?

Aun en una situacion peor no se hubiera afligido, pues siquiera ahora tenia casa donde dormir, buenas relaciones como Cánepa y algunos pesos en el bolsillo, del arreglo de cuentas con sus patrones.