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Así se habia preparado Lanza su retirada, porqué su último modo de proporcionarse recursos era sumamente peligroso.

La menor indiscrecion de un cliente, una pregunta casual podia muy bien hacer descubrir aquella difencia de comisiones y echarse todo á perder, á pesar de la prevision inmensa con que procedia.

Así, si por cualquier indiscrecion salia de la casa, aquella clientela quedaba amarrada á él por las contestaciones.

Su exterior era cada vez mas rumboso y mas importante, lo que ayudaba mas á sus planes, porqué un infeliz de aquellos no podia sospecharse nunca que una persona tan espléndidamente vestida los explotase en un miserable dos por ciento de comision.

Concretado á una vida juiciosa, habia dejado de ir á casa de sus planchadoras, aunque sin dejar de atenderlas en sus necesidades, por lo que pudiera acontecer.

Y su noche la dividia en partes iguales entre la familia de Cánepa, donde lo arrastraban inclinaciones de corazon, y su vieja modista donde algo mordia.

Semejante á esos leones que estan encerrados en la jaula y por mas años que pasen siempre andan dando vueltas alrededor de las rejas en la esperanza de poderse evadir, así Lanza giraba siempre alrededor de los bolsillos de la vieja, buscando el modo de entrarles.

Pero como los leones de la jaula, era para convencerse mas de su impotencia.

La vieja, siempre en su deseo de verlo vestido con elegancia y riqueza, le hacia regalos de ropas y joyas, lo que para él era una gran economía, pues no tenia nada que gastar en el exterior de sus persona.

Su sueldo en mas que suficiente para sus gastos, de modo que el producto de sus especulaciones podia guardarlo íntegramente.

Ya no comia en casa de sus planchadoras, sinó en la Cruz de Malta ó en casa de la modista, donde era recibido con el mayor agrado.

Así sus amigos de la Cruz de Malta, juzgando por el exterior de su traje, tenian que creerlo un hombre de grandes negocios y de magnífica posicion financiera, puesto que por antiguas referencias sabian que Lanza era hijo de una familia rica y él un futuro banquero.

Comia bien y bebía mejor, invitando siempre á sus amigos con notable rumbo.

¿Quién se hubiera figurado que aquel hombre no era mas que un pelagatos, que lo único que tenia era su sueldo y lo que podia adquirir con sus malos manejos?

Aun diciéndolo, nadie lo hubiera creido.

Lanza buscaba con preferencia la amistad de los corredores de Bolsa, previendo que con ellos tendria mucho que hacer en adelante, y que le convenia estar bien acreditado.

Y ya instándolos á unos, ya aceptando invitaciones que ellos

Carlo Lanza.
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