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Era preciso apresurar rápidamente su casamiento para impedir todo descalabro, y esto era lo primero que Lanza debia tratar á toda costa.

No le faltarian medios de seducir á Maggi en caso que este quisiera esperar el consentimiento del padre de Luisa.

Lanza se empaquetó como la noche anterior y se fué de visita á casa de Maggi.

Luisa le esperaba radiante de belleza; se habia vestido con toda la coquetería de una mujer que quiere agradar, y dejaba asomar á sus bellos ojos, en poderosos relámpagos, toda la felicidad de que estaba impregnado su espíritu.

Maggi le habia trasmitido los excelentes informes que recibiera aquel dia y no solo habia consentido en su enlace, sinó que la habia felicitado por él, aconsejándole hiciera todo lo posible para compensar con creces todo el cariño de aquel jóven.

Así, cuando ménos lo esperaba, Lanza iba á encontrar un protector en el tio de su Luisa que, por su parte, y temiendo que pudiera echarse atras, habia de apresurar el matrimonio.

Lanza iba de sorpresa en sorpresa, parecia que un buen espíritu lo habia tomado bajo su proteccion.

Luisa le contó como su tio habia vuelto contentísimo de los informes recibidos, diciéndole que su futuro era digno de toda consideracion y que él consentia gustoso en aquel casamiento que era su felicidad.

—Ya lo he autorizado para que venga á visitarte aquí, le habia dicho, de modo que son ustedes los que han de fijar el dia del casamiento.

Lanza escuchaba lleno de alegría lo que le contaba Luisa, prodigándole sus mas expresivos cariños, de modo que cuando Maggi entró á la salita, Lanza lo abrazó cariñosamente diciéndole:

—Con nada podré pagarle, amigo mio, todo lo que le debo.

Crea que la felicidad de mi Luisa será el único anhelo de mi vida y que no olvidaré nunca que á usted debo gran parte de mi felicidad.

—Usted no me debe nada, amigo mio, absolutamente nada, pues es natural que yo haga todo lo posible por la felicidad de Luisa, que es cosa mia y por cuya suerte temia siempre.

Yo mañana mismo voy á escribir á mi hermano, dándole las razones que he tenido para consentir en el casamiento, así que si usted quiere fijar la época, la carta irá completa.

Lanza quedó sorprendido ante estas últimas palabras; cuando preparaba su mas famoso discurso para convencer á Maggi que debia consentir en el enlace á nombre del padre de Luisa, para ganar tiempo, se encontraba con que era el mismo Maggi quien le proponia hacerlo, indicándole desde ya que la fecha del enlace podria fijarla para cuando quisiese.

El asunto no podia estar en mejores términos.

Luisa lo miraba pendiente de su palabra y Maggi sonreia ante su perplejidad natural.