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Este jóven se ha enamorado de la belleza de Luisa y en su rara inocencia; en lo primero que ha pensado ha sido en casarse con ella, á pesar de su pecado, que la misma Luisa le contó

Es una persona digna y honrada, que trabaja en una de las casas de mas crédito aquí, y que establece actualmente una casa suya.

Como persona no se puede pedir nada mejor.

Es tan ventajoso para Luisa este casamiento, que yo tengo miedo que el jóven vaya á arrepentirse, que álguien vaya á aconsejarle mal y desista de su casamiento.

Y es por esto que he dado la licencia en tu nombre y soy el mas empeñado en que se casen pronto, así es que cuando recibas esta, probablemente ya estarán casados.

Con una carta semejante de su hermano, en quien tenia plena confianza, es indudable que el padre de Luisa quedaria plenamente conforme.

Lanza por su parte se habia retirado completamente feliz aquella noche, pues habia obtenido mucho mas de lo que él queria, y sin esfuerzo ninguno, puesto que todo aquello habia sido espontáneo en Maggi.

Y aquella misma noche escribió para su suegro una carta llena de embrollas y mentiras, tratando de engañarlo respecto á su posicion y mandándole tomar informes de aquellas casas con quienes él estaba en correspondencia.

Cuando su suegro le contestara, ya pensaba él tener casa abierta y entrar con él en negocios de banquero á banquero.

Desde el dia siguiente empezó á hacer sus preparativos y averiguaciones necesarias.

Las diligencias de la Cúria solamente, sobre identificacion de su persona, amonestaciones, etc., necesitaban mas de un mes.

Pero un cura amigo que veremos figurar mas adelante, se encargó de tramitarlas en quince dias, pues las amonestaciones y demas ceremonias engorrosas, se arreglarian por medio de dispensas, un poco caras tal vez, pero que impedian se perdiera un tiempo precioso.

Y era ganar tiempo lo que anhelaba Lanza.

Aquel casamiento era para él una felicidad tan grande, una suerte tan inesperada, que temia verla desvanecerse entre sus manos de un momento á otro.

Hubiera dado sin el menor inconveniente todo el dinero que poseia para poderse casar inmediatamente.

Pero no hubo mas remedio que conformarse con aquellos fatales quince días de espera.

Era lo mas que tendria que perder, y que, por otra parte, le hacian falta para el arreglo de todas sus cosas.

De la casa de Caprile no podia faltar tan solo un dia, porqué se exponia á ser descubierto por cualquier casualidad, en sus provechosas tramoyas.

Y una sola que se descubriera sería lo bastante para dar en tierra con todos sus proyectos.