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Comimos con unos amigos suyos y de allí nos fuimos al Alcázar donde hemos estado hasta la hora en que volvimos.

—Este Caraccio es una calavera incurable, ahora que tiene compañero no va á parar un momento en casa.

Así sucedió en efecto.

Aquella mañana en cuanto se levantáron, ya Caraccio lo vino á invitar á caminar para abrir el apetito, saliendo juntos á pasear la ciudad, pero regresando á almorzar al Marítimo, de donde saliéron en seguida á continuar la parranda del dia anterior, con el mismo itinerario: la Croce di Malta y el Alcázar.

Todo el dia lo habian empleado en pasear la ciudad, de la que Lanza empezaba ya á darse cuenta y á conocer bien.

En dos dias mas ya podia salir solo, que era cuanto necesitaba para inventar su historia del equipaje.

Y esto lo preparó al pasar por la calle de Cuyo, diciendo á Caraccio: allí vive la persona que ha recogido mi equipage; mañana lo he de venir á ver.

Lanza estaba encantado con Buenos Aires, su comercio y sus negocios, cuya mayor parte pertenecian á Italianos.

Todo lo que era vendedor ambulante, naranjeros, merceros y hasta los changadores eran italianos, de quienes Caraccio le daba los siguientes informes:

—Todos esos que usted vé ahí son gente rica, trabajan de sol á sol con una constancia y una fé asombrosa.

Viven con una miseria, lo necesario para no morirse de hambre, así es que cuanto ganan lo guardan, y al cabo de diez años se encuentran con una suma reunida que para ellos es una fortuna.

—Y ese dinero ¿no lo emplean en algo para sacarle un buen interés? preguntaba Lanza asombrado.

—Ellos no exponen su dinero por nada de este mundo.

Conforme lo ganan lo depositan en las casas de crédito italianas que les pagan intéres ó lo mandan á Italia por intermedio de las mismas.

Muchos se han quedado aquí y son dueños hoy de grandes fortunas que tienen empleadas en buenas fincas de renta.

Si en algun país puede decirse que la economía es riqueza, es fuera de duda en Buenos Aires.

Lanza estaba extasiado ante estos datos que concordaban admirablemente con sus proyectos.

Si todos aquellos pequeños negociantes, depositaban su dinero en una sola casa, esta podía llegar á tener un capital fabuloso y hacer operaciones en grandisima escala, nada mas que girando el dinero quele depositaban.

No habia mas que establecerla y atraerse toda aquella clientela con la promesa de un buen interés.

Pero para establecer la casa necesitaba empaparse bien en los hábitos de las otras casas del mismo género y tener algun dinero para los primeros tiempos.

¿De dónde sacar este dinero? ¿cómo conservarse hasta tenerlo, sin que su conducta hiciera descubrir que no era mas que un aventurero sin mas capital que su audacia y su inteligencia?