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algo, ó era realmente un estafador que, una vez cometido el robo, huia de la víctima.

Aquel detalle sobre el dinero que habia ido apartando miéntras jugaba, tenia que ser una solemne mentira.

¿Cómo no lo habia de haber visto él que habia estado á su lado toda la noche?

Lanza decidió no creer nada por el momento y esperar hasta la noche en que veria á Scotto y sabria á qué atenerse.

Era preciso retirarse de alli, porqué ya habia amanecido y no quedaban mas que los mozos de dia, que acababan de reemplazar á los de la noche.

Lanza se retiró del Casino, pálido y desencajado por todas las emociones que habia experimentado aquella noche, y que lo habian fatigado como el mas rudo ejercicio.

—¿Hemos andado de jarana? le preguntó la señora Nina al verlo entrar á aquella hora y con aquel semblante.

—Lo hubiera preferido, respondió Lanza, que ahora mas que nunca iba á necesitar del amparo de la señora Nina.

Hemos estado cuidando á un pobre amigo que se ha enfermado y que estaba en un sério peligro.

Por la mañana hemos sido relevados por los que han de acompañarlo todo el dia; esta ha sido la jarana de anoche.

Nina tragó inocentemente la mentira y mandó al jóven una taza de café con leche para que se repusiera de la mala noche.

A pesar de su cansancio, Lanza no podia conciliar el sueño.

¿Cómo iba á poder dormir cuando estaba amenazado de un cataclismo formidable?

¿Qué sería de él cuando no tenia mas dinero que aquellos seiscientos pesos con que se habia quedado, porqué á Scotto no le dió la gana de pedírselos?

En fin, no faltaba ya mucho para salir de dudas, pues era imposible que aquella noche no lo viera.

Lanza no sabia donde vivia Scotto, pero esto poco importaba, porqué no faltaria quien se lo dijera en la Cruz de Malta.

Todo aquel dia lo pasó Lanza en la mayor angustia.

Por momentos se quedaba dormitando, pero en seguida se despertaba y se sentaba en la cama lleno de agitacion; se sentia con fiebre y hasta tuvo miedo de caer enfermo.

Nunca se habia visto tan impresionado.

Cuando fuéron á llamarlo para almorzar, creyendo que dormiria, dijo que no almorzaba porqué no se sentia bien, pero que lo recordaran á la hora de comer.

La señora Nina se sentia de algunos dias atras algo preocupada respecto á su jóven huésped.

A ella le constaba mejor que á nadie que Lanza no tenia dinero ni de donde sacarlo.

Y sin embargo sabia que gastaba porqué le veia comprar ropas y perfumes, y sabia que daba á los mozos del hotel fuertes propinas.

¿Habria encontrado quien le prestara dinero? y si tenia para aquellas superfluidades, ¿cómo no le pagaba á ella, con quien tenia tan sérios deberes?