Esta página ha sido validada
¡Cuántas charcas hallamos al paso!
¡Qué ingrato nos fué
del continuo croar de los sapos
la voz que auguraba: "pronto ha de llover"!
Hasta el viento, mi amigo constante,
fué malo esta vez:
se empapaba en hedor de pantanos
que a cada momento traíanos cruel.
Y el camino fué largo y fué malo...
y ¡qué extraño es!
en caminos muy cortos y fáciles
que anduve en la vida más que hoy me cansé.
Es porque este penoso camino
estéril no fué:
porque mi alma, en sus ansias de abeja,
por ese camino buscó y halló miel.
16 —