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Para tu sed, en las hojas
hallas gotas de rocío,
y vuelas a tu albedrío
sin ansias y sin congojas.
Nadie envidiará tus galas
ni tu existencia dichosa,
pero yo sé, mariposa,
que alguien envidia tus alas...
Te elevas a cimas mil
por gracia de esas alitas,
y lejos del lodo habitas,
mariposita sutil.
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