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RELEYENDO TUS PAGINAS
P
or salvar de la seca a tres rosales,aunque estaba cansada y era noche,
olvidéme un instante de mis males
y “agua —dije— he de darles a derroche”.
Y busqué los rosales. Busqué en vano:
del cantero, esa vez, todas las plantas
parecieron rosales a mi mano;
¡y las plantas regadas fueron tantas!