Por esta razón, hemos estatuído los premios de orden material, —que tienen importancia, pero que tienen más importancia en el orden moral, como aliciente—. Esta orden destacará a los compañeros —de todas las actividades— que demuestren efectivamente la lealtad a sus convicciones, a sus ideales; que demuestren la decisión de entregar su capacidad, a fin de ir conquistando con su propio esfuerzo y con su ejemplo más voluntades; a los que contribuyan a hacer posible el avance y el desarrollo de Chile, en toda la gama de actividades.
Lo dije cuando estuve en Sumar. Allí, los compañeros me hicieron visitar un taller modestísimo —dentro de la propia industria- creado por un trabajador que había llegado hacía cerca de 8 meses a la empresa estatizada, y que propuso de inmediato que se le dieran los medios –que por lo demás eran escasísimos— porque él sabía que podía organizar el taller que permitiría —ahí mismo— elaborar los repuestos que necesitaban las máquinas y que eran de material plástico, con muy poca inversión, con máquinas —inclusive— que este compañero diseñó. Y con la materia prima, producto de las piezas que se habían deteriorado, se echó a andar este taller; en 4 ó 5 meses ha producido 20 mil o más repuestos que antes se compraban, algunos en el mercado a un precio elevadísimo y otros había que importarlos, gastando divisas. Nada más que la capacidad de un trabajador y su decisión de contribuir con su capacidad a que la empresa ahorrara, a que la empresa no gastara dólares innecesariamente. En resúmen, a tener con prontitud repuestos que se necesitaban y se necesitan.
En otra oportunidad, visitando ex Yarur, en la Maestranza pude observar cómo piezas que antes no podían usarse porque se habían deteriorado parcialmente, habían sido de nuevo adaptadas y estaban en funcionamiento, lo que significaba economía apreciable de divisas también.