Página:ChFSA FD1197308031(1).djvu/2

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada

Deseo primeramente saludar a los periodistas nacionales y extranjeros que están en ésta reunión. Y digo en esta reunión, porque no es ésta una habitual o típica conferencia de prensa. Yo los he citado, para informarles cómo veo la situación del país, en aspectos escenciales y fundamentales. Y, por cierto, al término de mi información, aceptaré las preguntas que estimen conveniente hacer.

Me dirijo a mis compatriotas con una profunda inquietud, que nace de los hechos reales que estamos viviendo. Debo señalar que indiscutiblemente lo que más ha sentido Chile, lo que más duramente lo ha golpeado, ha sido el asesinato del Jefe de La Casa Militar, Capitán de Navío Arturo Araya. Una vez más quiero destacar lo que este hecho ha significado también para mí. Cuando un hombre ha perdido familiares muy cercanos, sabe lo que eso significa. Yo nunca sentí un golpe que me estremeciera más, de amargura, protesta y dolor, que el asesinato de Arturo Araya, porque era mi colaborador más directo, casi minuto a minuto, como Jefe de la Casa Militar, y por que a lo largo del tiempo que estuvo desempeñando su cargo, fuimos amarrando una íntima y profunda amistad. Por eso, al despedirlo, dije que había sido mi amigo y compañero.

La prensa, un sector de la prensa, ligeramente ha lanzado ataques, suposiciones, afirmaciones. No han respetado nada. Han tratado de vincular con este hecho a agrupaciones y hombres, sin tener base. Inclusive, en la forma turbia y torva que saben hacerlo, se ha pretendido decir que el Gobierno pretende sacar ventajas políticas de un hecho de esta naturaleza. Prefiero no juzgar a los que así proceden.