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Pero sí es fundamental que señale que ahora, después del asesinato, reuní el Consejo Nacional de Seguridad, y allí expuse mi pensamiento. Ahí dí las normas que a mi juicio debían seguirse para esclarecer este asesinato y aseguré que el honor de Chile estaba de por medio; que tendrían que descubrirse los asesinos, y que fueran quienes fueran, pagarían las consecuencias de su ignominia. De allí que hiciera la indicación aprobada por el CONSUPSENA, de que se nombrara una comisión integrada por un representante de los Servicios de Inteligencia de las 3 ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y además el Director General de Investigaciones.

Ustedes comprenden que no puedo dar los nombres de los Jefes que constituyen esta comisión.

Posteriormente, estimé indispensable que hubiera un Presidente Coordinador de esta Comisión, y designé al Segundo Jefe del Estado Mayor Conjunto, perteneciente a le Fuerza Aerea, General Nicanor Díaz. Además, la Dirección de Investigaciones designó como Jefe Supremo de esta Investigación a un funcionario con más de 30 años de carrera, Hernán Romero, que es el Director de la Escuela de Investigaciones. Diariamente se reune esta Comisión y va estudiando los antecedentes que se le han entregado; va controlando los avances que se hacen. Ustedes saben perfectamente bien, que además la Corte Suprema designó un Ministro en Visita y la Sección Jurídica de la Armada a un Fiscal ad hoc que ha venido a Santiago. Porque hay un problema de competencia y el Gobierno no puede pronunciarse.

Aseguro sí, que se descubrirán los asesinos; aseguro que todos

los resortes de que dispone el Gobierno están tensos y actuando. Y además, he hecho un llamado al pueblo. El ofrecimiento de una recompensa material tiene una justificación por el hecho en sí mismo, pero me interesa que todo Chile sepa que el honor del país obliga a que todos pensemos, minuto a minuto, la responsabilidad que nos cabe para contribuir a esclarecer este artero y cobarde asesinato. Eso es lo que deseaba señalar primeramente ante ustedes.