Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo I.djvu/165

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
v
121
bahía blanca

tamente por varias partes, mientras los lacértidos, constantes moradores del suelo arenoso, se deslizaban como flechas en todas direcciones. Durante los primeros once días, mientras la Naturaleza continuaba su sopor, la temperatura media, sacada de las observaciones hechas cada dos horas a bordo del Beagle, fué de 10°,5 centígrados, y al mediodía el termómetro rara vez pasó de 12°,8. En los once días siguientes, en que la vida empezó a manifestarse, la media fué 14°,5 y 21°. De modo que aquí un aumento de dos a cuatro grados en la temperatura media, y otro mayor en la máxima, fueron suficientes al comienzo de las funciones de la vida. En Montevideo, de donde poco antes habíamos zarpado, en los veintitrés días comprendidos entre el 26 de julio y el 19 de agosto, la temperatura medía de 276 observaciones fué unos 14°,8; la máxima media, de 18°, 5, y la mínima, 7°,7. El punto más bajo a que descendió el termómetro fué 5°,5, y alguna vez al mediodía subió a 20° o 21°. Sin embargo, a pesar de esta elevada temperatura, casi todos los coleópteros, varios géneros de arañas, caracoles y otros moluscos terrestres, sapos y lagartos permanecían aletargados debajo de las piedras. Pero ya hemos visto que en Bahía Blanca, que está cuatro grados al Sur, y por tanto tiene un clima sólo algo más frío, esta misma temperatura, con un calor un poco menos extremo, fué suficiente para reanimar la Naturaleza. Esto muestra cuán delicadamente el estímulo requerido por los animales invernantes para salir de su sopor está gobernado por el clima propio de la región y no por el calor absoluto. Es bien sabido que entre los trópicos la invernación, o más propiamente estivación, de los animales está determinada, no por la temperatura, sino por los períodos de sequía. Cerca de Río Janeiro, en un principio, me sorprendí al observar que a los pocos días de haberse llenado de