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cap.
darwin: viaje del «beagle»

venirse abajo. La masa enmarañada de vegetación vigorosa mezclada con troncos y follaje secos me recordó los bosques tropicales; pero había una diferencia, porque en estas mudas soledades la Muerte y no la Vida parecía ser el espíritu predominante. Seguí la corriente hasta llegar a un sitio donde un gran derrumbamiento había dejado limpio un espacio en la parte baja de la ladera. Por esta especie de camino subí a considerable altura, y pude contemplar una gran parte de los bosques circunvecinos. Todos los árboles pertenecían a una especie, el Fagus betuloides; porque el número de otras especies de Fagus y el de Drymis winteri [1] carecía de importancia. El haya que acabo de citar conserva sus hojas durante el año entero, pero su follaje tiene un color verde pardusco peculiar, con un tinte amarillento. Como en todo el paisaje domina esa coloración, el conjunto resulta sombrío y tétrico, sin que, por otra parte, los rayos del Sol le comuniquen a menudo alguna animación.


20 de diciembre.—Uno de los lados del puerto está formado por una montaña de 450 metros, a la que el capitán Fitz Roy dió el nombre de Sir J. Banks, en memoria de su desastrosa excursión, pues en ella murieron dos hombres y estuvo a punto de perecer también el Dr. Solander. La tempestad de nieve causa de su desgracia ocurrió a mediados de enero, que corresponde al mes de julio en el hemisferio Norte, y ¡en una latitud como la de Durham! Yo estaba ansioso por alcanzar la cumbre de esta montaña para recoger plantas alpinas, porque las flores, de toda clase,


  1. Arbolito de la familia de las magnoliáceas, que se extiende del sur de Méjico al estrecho de Magallanes.—Nota de la edición española.