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Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo II.djvu/154

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cap.
darwin: viaje del «beagle»

de estas devastaciones fueron enormes tres años antes.


8 de junio.—Cabalgamos hacia Ballenar, nombre derivado de Ballenagh, lugar de Irlanda, cuna de la familia de los O'Higgins, que en tiempo del dominio español fueron presidentes y generales en Chile. Como las montañas rocosas se hallaban ocultas por bancos de nubes, los llanos en terraza daban al valle un aspecto parecido al de Santa Cruz, en Patagonia. Después de pasar un día en Ballenar, partí el 10 para el alto valle de Copiapó. Cabalgamos todo el día por un terreno desprovisto de interés. Estoy cansado de repetir los epítetos yermo y estéril. Sin embargo, estas palabras, en el uso común, sólo tienen un valor relativo; las he aplicado siempre a las llanuras de Patagonia, que producen únicamente arbustos espinosos y algunos matojos de hierba, lo cual es una verdadera fertilidad, comparada con la desnudez del norte de Chile. Pero también aquí hay pocas extensiones de 200 metros cuadrados donde no se halle algún pequeño arbusto, cactus o liquen, si se mira con cuidado, y en el suelo duermen las semillas, prontas a brotar en el primer invierno lluvioso. En el Perú hay verdaderos desiertos en grandes porciones del país. Por la tarde llegamos a un valle en el que se veía alguna humedad en el cauce de un arroyuelo; le seguimos, y llegamos a un sitio donde había agua aceptable. Durante la noche, como la corriente no se evapora ni absorbe con tanta rapidez, recorre un trayecto mucho mayor que por el día. Abundan los palos secos para hacer fuego, de modo que era un excelente sitio para vivaquear; pero para los pobres animales no hubo un solo bocado que comer.


11 de junio.—Cabalgamos sin detenernos por espacio de doce horas, hasta que llegamos a un antiguo