aire hosco y estúpido. Los noditontos, como expresa su nombre, son avecillas necias y torpes. Pero hay una que es preciosa, una pequeña golondrina de mar, blanca como la nieve, que se cierne a pocos pies de la cabeza del observador, mirándole con tranquila curiosidad. No se requiere gran imaginación para suponer que en aquel cuerpecillo tan leve y delicado habita el espíritu errabundo de un hada.
Sábado 3 de abril.—Después del oficio religioso acompañé al capitán Fitz Roy a la colonia, situada a la distancia de varias millas, en la punta de una islita densamente poblada de altos cocoteros. El capitán Ross y Mr. Liesk viven en una gran casa, en forma de almiar, con amplias entradas por ambas partes y bardada de zarzas. Las viviendas de los malayos están dispuestas a lo largo de la playa de la laguna. Todo el lugar presenta un aspecto desolado, pues no hay huertos que muestren señales de cultivo y cuidados. Los indígenas pertenecen a diferentes islas del Archipiélago de las Indias Orientales, pero todos hablan la misma lengua; vimos indios de Borneo, Celebes, Java y Sumatra. En el color se parecen a los tahitianos, de los que no difieren mucho en cuanto a las facciones. Algunas mujeres, sin embargo, tienen no pocos rasgos comunes con los chinos. Me agradó tanto su porte general, como el tono de su voz. Parecen pobres, y sus casas estaban desprovistas de muebles; pero la gordura de los niños demostraba que la carne del coco y la de tortuga poseen gran poder nutritivo.
En esta isla se hallan los pozos que surten de agua a los barcos. A primera vista parece extraordinario que estos manantiales de agua dulce sigan el flujo y reflujo de las mareas, y para explicarlo se ha llegado a suponer que estaban alimentados por el mar, cuya sal e impurezas eran absorbidas por la arena. Estos pozos de marea abundan en algunas de las islas bajas de las