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de la isla mauricio a inglaterra

esperarse, escasean mucho; realmente, creo que todas las aves han sido introducidas en los últimos años. Las perdices y los faisanes abundan bastante, gracias a la estricta observancia inglesa de las leyes de caza. Me refirieron la aplicación rigurosa de esas ordenanzas a un caso en que tal vez en Inglaterra no se hubiera llegado a tal extremo. La gente pobre solía en otro tiempo quemar una planta que crece en las rocas de la costa, a fin de exportar la sosa de las cenizas; pero


    sido importados casualmente en época posterior, o, en el caso de ser aborígenes, de qué alimento se sustentaban primeramente. En las riberas del Plata, donde, con el gran número de vacas y caballos, abunda el estiércol en las magníficas llanuras de césped, es inútil buscar las numerosas clases de coleópteros coprófagos, tan comunes en Europa. No hallé mas que un Oryctes (los insectos de este género en Europa se alimentan generalmente de materia vegetal podrida) y dos especies de Phanaeus, que son comunes en tales sitios. En el lado opuesto de la Cordillera, en Chiloe, abunda en extremo otra especie del último género citado, que suele enterrar el estiércol en grandes bolas forradas de tierra. Hay razón para creer que el género Phanaeus, antes de la introducción del ganado, se alimentó de excremento humano. En Europa, los coleópteros que viven de la materia utilizada en la nutrición de otros animales mayores son tan numerosos, que sus diversas especies pasan de 100. Considerando esto y la gran cantidad de alimento de esa clase que se pierde en las Pampas de la Argentina, me ha parecido ver uno de los casos en que el hombre ha perturbado la trabazón que liga a tantos animales en su país de origen. En Tasmania, sin embargo, hallé cuatro especies de Onthophagos, dos de Aphodius y una de un tercer género, muy abundante bajo el excremento de las vacas; sin embargo, estos últimos anímales habían sido introducidos sólo hacía treinta y tres años. Antes de esa época no había más cuadrúpedos que el canguro y otros animales más pequeños, cuyos excrementos son distintos de los de sus sucesores introducidos por el hombre. En Inglaterra, la mayor parte de los escarabajos coprófagos se alimentan de excrementos especiales, esto es, no dependen indiferentemente de cualquier cuadrúpedo en cuanto a los medios de subsistencia. El cambio, por tanto, de hábitos que ha debido efectuarse en Tasmania es notabilísimo. Hago constar aquí mi agradecimiento al Rev. F. W. Hope, que espero me permita llamarle aquí mi maestro en entomología, por haberme dado los nombres de los insectos anteriores.

Darwin: Viaje.—T. II.
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