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¡Oh, si de hoy más, en caridad deshechos
se viesen los cristianos corazones,
y fuesen en el dar no tan estrechos,
para sacar de grillos y prisiones
al cristiano cativo, especialmente
a los niños de flacas intenciones!
Es esta sancta obra así excelente,
que en ella sola están todas las obras
que a cuerpo y alma tocan juntamente.
Al que rescatas, de perdido cobras,
reduces a su patria el peregrino,
quítasle de cien mil y más zozobras:
de hambre, que le aflige de contino;
de la sed insufrible, y de consejos
que procuran cerrarle el buen camino;
de muchos y continos aparejos
que aquí el demonio tiende, con que toma
a muchachos cristianos y aun a viejos.
¡Oh secta fementida de Mahoma,
ancha casaca, poco escrupulosa!
¡Con qué facilidad los simples doma!
¿Mándasme, buen Aurelio, alguna cosa?
Dios te guíe, Francisco, y ten paciencia;
que la mano bendita poderosa
curará de tu hermano la dolencia.