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que, en tocando en la tierra de cristianos,
me huiré, y aun no vacío de tesoro.
Lazos son esos cudiciosos, vanos,
con que el demonio tienta fácilmente
con el alma ligarte pies y manos.
Un falso bien te muestra aquí aparente,
que es tener libertad, y en renegando,
se te irá el procurarla de la mente,
que siempre esperarás el cómo y cuándo:
«Este año no; el otro será cierto.»
Y ansí lo irás por años dilatando.
Tiéneme en estos casos bien experto
muchos que he visto con tu mismo intento,
y a ninguno llegar nunca a buen puerto.
Y puesto que llegases, ¿es buen cuento
poner un tan inorme y falso medio
para alcanzar el fin de tu contento?
Daño puedes llamarle tal remedio.
Si no puede esperarse, ni es posible
de mi necesidad otra salida
para alcanzar la libertad gozosa,
¿es mucho aventurarse algunos días
a ser moro no más de en la aparencia,
si con esta cautela se granjea
la amada libertad que va huyendo?