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y bastarán de modo, que te juro
por todo lo que es lícito jurarse
de seguir tu consejo y no apartarme
del santísimo gremio de la Iglesia
aunque en la dura esclavitud amarga
acabe mis amargos tristes días.
Si a ese parecer llegas las obras,
el día llegará, sabroso y dulce,
do tengas libertad; que el Cielo sabe
darnos gusto y placer por cien mil vías
ocultas al humano entendimiento;
y así, no es bien ponerse en contingencia
que por sola una senda y un camino
tan áspero, tan malo y trabajoso,
nos venga el bien de muchos procurado
y hasta aquí conseguido de muy pocos.
¡Mis obras te darán señales ciertas
de mi arrepentimiento y mi mudanza!
¡El Cielo te dé fuerzas y te quite
las ocasiones malas que te incitan
a tener tan malvado y ruin propósito!
El mesmo a ti te ayude, cual merece