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No dudo yo, señor, sino que importa
recoger con duro freno la malicia,
y que se dé al soldado rienda corta
cuando él se precipita en la injusticia.
La fuerza del ejército se acorta
cuando va sin arrimo de justicia,
aunque más le acompañen a montones
mil pintadas banderas y escuadrones.
En el fiero ademán, en los lozanos
marciales aderezos y vistosos,
bien os conozco, amigos, por romanos;
romanos, digo, fuertes y animosos;
mas en las blancas delicadas manos
y en las teces de rostros tan lustrosos,
allá en Bretaña parecéis criados,
y de padres flamencos engendrados.
El general descuido vuestro, amigos,
el no mirar por lo que tanto os toca,
levanta los caídos enemigos,
que vuestro esfuerzo y opinión apoca.
Desta ciudad los muros son testigos,
que aun hoy está cual bien fundada roca,
de vuestras perezosas fuerzas vanas,
que sólo el nombre tienen de romanas.