Ir al contenido

Página:Comedias - El trato de Argel - El cerco de Numancia (1922).pdf/149

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
147

no quiero otro primor ni otra fragancia
en tanto que español viva en Numancia.
No os parezca, varones, escabroso
ni duro este mi justo mandamiento,
que al fin conoceréis ser provechoso,
cuando aquél consigáis de vuestro intento.
Bien se os ha de hacer dificultoso
dar a vuestras costumbres nuevo asiento;
mas, si no las mudáis, estará firme
la guerra que esta afrenta más confirme.
En blandas camas, entre juego y vino,
hállase mal el trabajoso Marte;
otro aparejo busca, otro camino;
otros brazos levantan su estandarte;
cada cual se fabrica su destino;
no tiene allí fortuna alguna parte;
la pereza fortuna baja cría;
la diligencia, imperio y monarquía.
Estoy con todo esto tan seguro
de que al fin mostraréis que sois romanos,
que tengo en nada el defendido muro
destos rebeldes bárbaros hispanos;
y así, os prometo por mi diestra y juro
que, si igualáis al ánimo las manos,
que las mías se alarguen en pagaros,
y mi lengua también en alabaros [1].

Míranse los soldados unos a otros, y hacen señas a <span title="uno de ellos, que se llama Cayo Mario, que responda por todos, y dice:" class=tipeo>uno
  1. Las ideas expuestas en este discurso las toma Cervantes de Appiano, que expone las reformas de Cipión.