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Página:Comedias - El trato de Argel - El cerco de Numancia (1922).pdf/177

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que aquí viene brasero para ello,
que así lo pide el religioso celo.

sacerdote segundo

Lavaos las manos y limpiaos el cuello.
Dad acá el agua. ¿El fuego no se enciende?

numantino

No hay quien pueda, señores, encendello.

sacerdote segundo

¡Oh Júpiter! ¿Qué es esto que pretende
de hacer en nuestro daño el hado esquivo?
¿Cómo el fuego en la tea no se enciende?

numantino

Ya parece, señor, que está algo vivo.

sacerdote segundo

Quítate afuera. ¡Oh flaca llama escura,
qué dolor en mirarte tal recibo!
¿No miras cómo el humo se apresura
a caminar al lado de Poniente,
y la amarilla llama, mal segura,
sus puntas encamina hacia el Oriente?
¡Desdichada señal, señal notoria
que nuestro mal y daño está patente!

sacerdote primero

Aunque lleven romanos la vitoria