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Página:Comedias - El trato de Argel - El cerco de Numancia (1922).pdf/179

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sacerdote segundo

¿No oyes un ruido, amigo? Di, ¿no viste
el rayo ardiente que pasó volando?
Presagio verdadero de esto fuiste.

sacerdote primero

Turbado estoy; de miedo estoy temblando.
¡Oh qué señales!, a lo que yo veo,
¡qué amargo fin están pronosticando!
¿No ves un escuadrón airado y feo?
¿Vees unas águilas feas que pelean
con otras aves en marcial rodeo?

sacerdote segundo

Sólo su esfuerzo y su rigor emplean
en encerrar las aves en un cabo,
y con astucia y arte las rodean.

sacerdote primero

Tal señal vitupero y no la alabo.
¿Aguilas imperiales vencedoras?
¡Tú verás de Numancia presto el cabo!

sacerdote segundo

Aguilas, de gran mal anunciadoras,
partíos, que ya el agüero vuestro entiendo,
ya en efeto contadas son las horas.