178
Con todo, el sacrificio hacer pretendo
de esta inocente víctima, guardada
para aplacar al dios del gesto horrendo.
¡Oh gran Plutón, a quien por suerte dada
le fué la habitación del reino obscuro
y el mando en la infernal triste morada!
Ansí vivas en paz, cierto y seguro
de que la hija de la sacra Ceres
corresponda a tu amor con amor puro,
que todo aquello que en provecho vieres
venir del pueblo triste que te invoca,
lo allegues cual se espera de quien eres.
Atapa la profunda, escura boca
por do salen las tres fieras hermanas
a hacernos el daño que nos toca,
y sean de dañarnos tan livianas
sus intenciones, que las lleve el viento,
como se lleva el pelo de estas lanas.
Y ansí como te baño y ensangriento
este cuchillo en esta sangre pura
con alma limpia y limpio pensamiento,
ansí la tierra de Numancia dura