reposo y le entregué a la sepoltura,
y de hambre murió, como refiero.
Está muy bien, y es buena coyuntura
la que me ofrecen los propicios signos
para invocar de la región obscura
los feroces espíritus malinos.
Presta atentos oídos a mis versos.
Fiero Plutón, que en la región obscura,
entre ministros de ánimos perversos,
te cupo de reinar suerte y ventura:
haz, aunque sean de tu gusto adversos,
cumplidos mis deseos en la dura
ocasión que te invoco; no te tardes,
ni a ser más oprimido de mí aguardes.
Quiero que al cuerpo que aquí está encerrado
vuelva el alma que le daba vida,
aunque el fiero Carón del otro lado
la tenga en la ribera denegrida,
y aunque en las tres gargantas del airado
cancerbero esté penada y escondida.
Salga, y torne a la luz del mundo nuestro,
que luego tornará al escuro vuestro;
y pues ha de salir, salga informada
del fin que ha de tener guerra tan cruda,
y desto no me encubra y calle nada,
ni me deje confuso y con más duda
la plática de esta alma desdichada;
de toda ambigüidad libre y desnuda