Con este parecer yo me acomodo.
Morir quiero rompiendo el fuerte muro
y deshacello por mi mano todo;
mas tiéneme una cosa mal siguro:
que si nuestras mujeres saben esto,
de que no haremos nada os aseguro.
Cuando otra vez tuvimos presupuesto
de huirnos y dejallas, cada uno
fiado en su caballo y vuelo presto,
ellas, que el trato a ellas importuno
supieron, al momento nos robaron
los frenos, sin dejarnos solo uno.
Entonces el huir nos estorbaron,
y ansí lo harán agora fácilmente,
si las lágrimas muestran que mostraron.
Nuestro disinio a todas es patente;
todas lo saben ya, y no queda alguna
que no se queje dello amargamente,
y dicen que, en la buena o ruin fortuna,
quieren en vida o muerte acompañamos,
aunque su compañía es importuna.
Veislas aquí do vienen a rogaros
no las dejéis en tantos embarazos;