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Página:Comedias - El trato de Argel - El cerco de Numancia (1922).pdf/240

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numantino

También a mí me agrada y satisface,
pues que lo quiere ansí nuestra fortuna;
mas vamos a la plaza adonde yace
la hoguera a nuestras vidas importuna,
por que el que allí venciere pueda luego
entregar al vencido al duro fuego.

teógenes

Bien dices; y camina, que se tarda
el tiempo de morir como deseo.
¡Ora me mate el hierro, el fuego me arda,
que gloria y honra en cualquier muerte veo!

Vanse, y sale Escipión, y Jugurta, y Quinto Fabio, y Mario, y Ermilio, y Limpio, y otros soldados romanos.
escipión

Si no me engaña el pensamiento mío,
o salen mentirosas las señales
que habéis visto en Numancia del estruendo
y lamentable son y ardiente llama,
sin duda alguna que recelo y temo
que el bárbaro furor del enemigo
contra su propio pecho no se vuelva.
Ya no parece gente en la muralla,
ni suenan las usadas centinelas.
Todo está en calma y en silencio puesto,