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conjurado mar y vientos
todos en tu desconsuelo.
No conoces tu desdicha,
aunque estás bien dentro della,
puesto que el no conocella
lo puedes tener a dicha.
Lo que te ruego, alma mía,
pues el verte se me impide,
es que nunca se te olvide
rezar el Avemaría;
que esta Reina de bondad,
de virtud y gracia llena,
ha de limar tu cadena
y volver tu libertad.
moro
¡Mirad la perra cristiana
qué consejo da al muchacho!
¡Si que no estaba el borracho
como tú, sin seso, vana!
hijo
Madre, al fin, ¿que no me quedo?
¿Que me llevan estos moros?
madre
Contigo van mis tesoros.
hijo
A fe que me ponen miedo.