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TRATADO SEGUNDO.


CRONICON DE LA CIUDAD DE GUATEMALA.




La existencia de los Antípodas ó habitadores del Nuevo-Mundo, ha sido un problema que ha traido divididos á los filósofos por muchos siglos. Pues, aunque los vestigios de la fábula de los egipcios, que encontraron los españoles en estas tierras, en geroglíficos, celaturas y otros monumentos, y la noticia, aunque corrompida, de nuestros sagrados misterios, que admiraron en sus naturales, no permiten dudar, que en los tiempos retirados hubo comercio entre los habitantes de uno y otro mundo; mas estas ideas se borraron en tal grado de la memoria de los hombres, que en el siglo VIII el Papa Zacarías condenó como herege á un tal Virgilio, por haber sostenido que habia Antípodas. Llegó, por último, el tiempo en que Dios tenia determinado correr el velo á este enigma; y el instrumento de que se sirvió el Eterno para la ejecucion de tan grande obra, fué Cristóbal Colon, genovés, piloto insigne y matemático consumado. Este, ó fuese por las luces que le dió su arte, como quieren unos; ó fuese por noticias que algún otro marinero arrojado por tormenta ú otra casualidad hacia estas costas adquirió y comunicó á Colon, como juzgan otros; concibió el arriesgado proyecto, de buscar una nueva ruta para las Indias Orientales, atravesando el Océano occidental. En vano propuso su pensamiento sucesivamente á sus paisanos los genoveses, á los Reyes de Inglaterra y Portugal, de todos fué desechado como quimera: solo los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel dieron oídos