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nera el afecto y devocion de los fieles hacia dicha sagrada efigie. Por los años de 1620 se hallaha colocado este devoto simulacro en el altar mayor de la Santa Iglesia Catedral; pero el 22 de Octubre de dicho año se trasladó á una capilla dedicada á la misma Sagrada Señora. Habiéndose reedificado la referida Catedral, se asignó para Nuestra Señora del Socorro, la primera capilla del lado izquierdo; mas pereciendo ésta muy pequeña á la devocion, el Presbítero Don Gregorio Retana, Sacristán de la enunciada Imágen, levantó una suntuosa Capilla, con crucero y en él un vistoso cimborrio, tan hermosa y capaz, que daba buque bastante para que asistiesen en ella los Tribunales á la solemnísima funcion, que se hace delante de esta devota Imágen, el dia del Patrocinio de Nuestra Señora, conforme á la ley 24, título 1º, libro 1º de la Recopilacion de Indias. En la Nueva-Guatemala, se le prepara una muy decente Capilla, que es de las mas amplias y mejores que tiene la Catedral.

Esta milagrosa Imágen ha sido siempre el asilo de los fieles en las calamidades públicas. En los libros de Cabildos del Noble Ayuntamiento de esta Ciudad, Cabildo estraordinario de 1º de Febrero de 1705, se refiere: que habiéndose enfurecido el volcan que se halla inmediato á esta capital, desde antes de la una de la mañana, no cesando de aterrorizar al vecindario con horribles estruendos y amenazando sepultar la Ciudad, cual otra Herculánea, con una copiosa esplosion de cenizas y arenas, en tal abundancia, que ocultando los rayos del sol, habían cubierto la Ciudad de espantosas tinieblas; se trató en este Cabildo, de solicitar se hiciese aquella misma tarde una procesion de rogacion, en que se sacasen las milagrosas Imágenes del Señor Crucificado y Nuestra Señora del Socorro, que se veneran en la Santa Iglesia Catedral que en los dias siguientes se celebrase un novenario de misas y sermones, para de esta manera apaciguar las justas iras del Cielo. Testifica el Escribano de Cabildo, que al tiempo de celebrar este congreso, que eran mas de las diez del dia, estaba la luz del sol tan opaca, que para escribir lo resuelto en él, fué necesario sacar la mesa á la puerta de la sala; pero que desde la hora que se