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rienda á sus fervores, entregándose á la meditacion de los tormentos del Redentor y á los ejercíos de la mas rigorosa penitencia. Aqui tambien concibió el gran proyecto de fundar un hospital para convalecientes; pues por falta de semejante establecimiento muchos pobres, que escaparon de la muerte en la enfermedad, se encuentran con ella en la convalecencia. Con este intento compró una casilla, en que comenzó á cuidar á los pobres convalecientes y á doctrinar niños, poniendo de esta suerte los fundamentos de la ilustre Religion de Betlem. Era tanto el número de los pobres que ocurrían al nuevo hospital, que obligaron al santo Fundador á pensar en amplificarlo. Y para proceder con arreglo, conferenció el asunto con el Señor Presidente de esta Real Audiencia y con el Señor Obispo Don Fr. Payo de Ribera: solicitó tambien licencia del Consejo (bien que esta no llego hasta ocho dias despues de su muerte); y con el permiso de los dos citados Señores, emprendió la fábrica de un magnífico hospital, sin mas fondos que su confianza en la Divina Providencia. Atraidas del buen olor de los ejemplos del Hermano Pedro, se le agregaron otras personas, deseando tener parte en sus caritativos ejercicios: aceptólos como coadjutores que la Divina Providencia le proporcionaba y los fue formando con sus instrucciones y ejemplos dignos compañeros suyos y fundadores de la Congregacion de Betlemitas.

Fué el V. Pedro tiernamente devoto del misterio del Nacimiento de Nuestro amable Salvador y por esto quiso que su hospital se intitulase de Betlem. No fué menor su afecto hacia su sagrada Pasion, como lo dió á conocer el tiempo que vivió en la Ermita del Calvario, en que con tal empeño procuró despertar en los fieles la memoria de los sufrimientos del Redentor, que consiguió que dicho templo, sin embargo de estar situado fuera de la Ciudad, fuese uno de los mas frecuentados. Ardentísimo fué su amor para con la Reina de los Angeles: una imágen de esta Señora fué la primera alhaja que colocó en su casa de Betlem: ante este devoto simulacro rezaba todos los dias, con los