Página:Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala Tomos I - II.pdf/472

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
—88—

talla, en que pelearon con gran constancia unos y otros por largo tiempo, hasta que desesperados los indios viendo el valor y tesón de los Españoles, huyeron y se refugiaron á los montes. Quedando en esta ocasión el partido de Guazacapam, ni bien libre, ni bien sugeto; porque unos pueblos quedaron á nuestra devoción y otros en su propio dominio y libertad. Entre los primeros es digno de notarse el famoso pueblo de Tejutla, á cuatro leguas de Guazacapam, que sirvió de plaza de armas á los Españoles, y en tiempo de la gentilidad, se regia por tres gobernadores independientes; mas sin especial contraste se fué lentamente disminuyendo, hasta acabarse del todo ácia la mitad del siglo décimo sétimo.

Asegura nuestro cronista Don Francisco de Fuentes, que en esta en jornada anduvo Don Pedro de Alvarado 400 leguas, lo que nos hace pensar que atravesó todas las provincias que se hallan situadas en las costas de la mar del Sur, como son Sonsonate, Cuscatlan, hoy San Salvador, y Chaparrastique, que en el dia llaman San Miguel. Mas habiendo reservado el referido cronista tratar de dichas provincias, para la tercera parte de su obra, perdida ésta, por desgracia nuestra, pocos años después de la muerte del autor, no tenemos de donde sacar noticias circunstanciadas de los sucesos de esta famosa espedicion: únicamente sabemos por los libros de Cabildos de esta Ciudad, que el dia 8 de Enero de 1525 ya estaba de vuelta en Guatemala Don Pedro de Alvarado, pues dicho dia asistió á Cabildo. Y a la verdad no fué poco hacer, subyugar en tan corto tiempo provincias de tan vasta estension y tan populosas; pues las mas de ellas estaban sin comparación mas pobladas que al presente.

Pero también es cierto que, como dijimos arriba, algunos pueblos quedaron libres y sin sujeción á los Españoles. Uno de estos fué el de Jumai: el que, á mas de no reconocer á los Gobernadores del Reino, siendo sus naturales inquietos y revoltosos, daban bastante en que entender á nuestras armas: unas veces confederados con los de Jalpatagua, otras con los de Petapa y otras de los pueblos vecinos, ocasionando molestas espediciones á