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ta gran copia de aguas que bebe, sino que liberal las comunica á el noble rio de Güijar, que en ella toma su principio, y es tan caudaloso que nunca da vado, y despues de largo curso va á enriquecer con su gran caudal de aguas al famoso rio de Lempa. También es apreciable este gran lago por su abundante pesquería, pues con esta y la de la laguna de Metapa, queda sobradamente abastecida de regalado peje toda la comarca. Es digna de notarse en este lago una grande isla que se vé en su medianía, con delicioso boscage, que ministra bastante caza á los vecinos de su comarca y sirve de dar descanso á los indios canoeros: admírase en la orilla de esta isla un gran vestigio de casería, que llaman Zacualpa, que quiere decir pueblo viejo, lo que persuade que esta fué alguna soberbia población. Aseguran calificados testigos (dice Don Francisco de Fuentes, tomo 2º lib. 4º cap. 5º), haberse visto en lo retirado y umbrío de esta isla algunos satiros. Son notables también en esta provincia los lagos de Texacuangos y de Gilopango, por su abundancia de peces, bastante y aun sobrada para proveer de pescado á la ciudad de San Salvador y parte de la Intendencia.

Son muy dignos de atención en esta provincia los volcanes de San Salvador, San Miguel y San Vicente: de los dos primeros sabemos que han reventado muchas veces y hecho copiosas esplosiones de materias calcinadas; pero ignoramos el por menor de sus particularidades. El tercero, que es el de S. Vicente, nos es mas conocido y asi podemos dar con facilidad su descripción. Entre las montañas que circunvalan la villa de San Vicente, descuella una que esta situada al S. O. dejando muy inferiores las cimas de las otras: es indubitable que este monte contiene en sus entrañas copia de azufre y otras materias inflamables, lo que se manifiesta por varios manantiales de aguas calientes, que se encuentran en su falda y especialmente por un respiradero que tiene hacia el Norte y llaman el Infiernillo: en este sitio se ven muchas aberturas llenas de agua muy caliente, por donde exhala porción de humo: se oye un ruido como de agua hirviendo y este crece con cualquiera conmoción que ten-
 Juarros.—Tomo II. 8