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de piedra, muy bien canteadas, como de seis á siete varas de alto: veiánse al pié de éstas pirámides, unas figuras de hombres y mugeres, de tamaño natural, perfectamente cinceladas, y que conservaban los colores de que estaban esmaltadas; pero lo mas singular de estas figuras era estar vestidas á la castellana. En el medio de esta plaza, sobre una graderia, se halla el sacrificadero. Refiere el mismo historiador, que a poca distancia del circo se encuentra una portada, tambien de piedra, cuyas columnas representan la figura de un hombre, que como los del circo, se vé vestido a la castellana, con calza, cuello escarolado, espada, gorra y capa corta. Entrando por este pórtico, se admiran dos escelentes piramides de piedra, bastantemente gruesas y elevadas, de las que cuelga una hamaca, y dentro de ella dos figuras humanas, de uno y otro sexo, vestidas a la indiana. Mas lo que causa asombro en esta máquina, es, que siendo tan grande, no se le vé juntura, ni soldadura alguna; y que no obstante su enorme peso, como que toda es de piedra, se mueve al impulso suave de la mano. A breve espacio de esta hamaca, se halla la cueva de la Tibulca: ésta parece un gran templo, de bastante buque y capacidad, cavado al pié de un cerro, adornado de columnas, con sus basas, zócalos, capiteles y coronas; todo perfectamente ajustado a los príncipios de arquitectura. Véase por sus costados gran número de ventanas, guarnecidas de piedra labrada á todo costo. Cosas todas que persuaden y convencen hubo, en los tiempos antiguos, comercio y comunicacion entre los habitantes de uno y otro mundo.

San Fernando de Omoa: fortaleza construida á orillas del puerto de este nombre, en virtud de real cédula de 30 de Agosto de 1740, que ordenó se levantase un castillo en las costas de Honduras, con el fin de que sirviese de antemural á la provincia de Comayagua, y de surgidero a la goleta guarda-costas, que debia ponerse para defensa de las de esta region. Emprendió la construccion de la enunciada fortaleza el Teniente General Don José Vazquez Prego, Presidente de esta Real Audiencia, año de 1752, y no se concluyó hasta el de