Página:Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala Tomos I - II.pdf/580

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
—196—

citada Real Chancillería. Para defenderse de los cargos que se le hacian y solicitar se le volviesen los indios que se le habian quitado, se puso Rodrigo de Contreras en la Córte; mas no pudo conseguir nada, antes se aprobó y confirmó en el Consejo de las Indias todo lo obrado por la Audiencia de los Confines. Sintió vivamente este desaire su hijo Hernando de Contreras, y animado por algunos soldados que habian venido del Perú á Nicaragua, determinó alzarse y probar fortuna: con este designio comenzó á proveerse de armas y gente.

La primera escena de la rebelión fué la muerte del Señor Obispo de León Don Fr. Antonio de Valdivieso, á quien el mismo Hernando de Contreras dió de puñaladas, según se dice, por diferencias que el enunciado Obispo habia tenido con Rodrigo de Contreras. Después robó la casa episcopal y cajas reales; y saliendo los rebeldes por la ciudad decian: Libertad, viva el Principe Contreras. Y juntando gente, armas y caballos, envió á la ciudad de Granada á hacer lo mismo. Con la gente que se habia agregado, asi de los desterrados del Perú, como de las ciudades de León y Granada, pasó al puerto del Realejo y se apoderó de dos embarcaciones que estaban allí. Con tan prósperos principios se les llenaron de viento las cabezas á los Contreras y sus partidarios; y consultando entre sí lo que habian de hacer, acordaron partirse para Panamá, sujetar aquella ciudad y la de Nombre de Dios: de alli pasar al Perú y acabarlo de inquietar: en una palabra, Hernando de Contreras seria proclamado Rey del Perú, su hermano Pedro, Señor de grandes provincias, y sus soldados todos ricos y felices. ¡Tales eran los delirios con que se embarcaron los rebeldes! No los abandonó tan presto la fortuna: hiciéronse dueños de algunos navios en el camino de Panamá y de otros en el puerto. Encargóse el cuidado de los buques á Pedro de Contreras y Hernando con su gente saltó en tierra: apoderáronse de la ciudad de Panamá, saqueáronla, robaron sus casas y tiendas: prendieron al Señor Obispo, al Tesorero, al Alguacil Mayor y otros; y se partieron para Nombre de Dios.

Aprovechándose los vecinos de Panamá de la ausen-